La Gran Elección.
Otro año de promesas por hacer y de justificar las inconclusas.
Con paciencia, con cautela, con remordimientos y con esperanza, se acerca de nuevo el tiempo de hacer valer nuestros derechos ciudadanos, que tenemos todos los formoseños, pero que solo importan al momento más lucrativo de toda la estructurada democracia que hemos elegido como sistema de gobierno, este momento es el voto, ese momento es Octubre.
En Formosa aunque probablemente nadie lo haya notado excepto los que padecen las consecuencias más directas, (buenas y malas) tenemos un gobierno hace… 20 años?.
Una de las ventajas que tenia la democracia por sobre los otros sistemas gubernamentales al momento de idealizarla en su cuna se planteaba básicamente en que el poder residía en el pueblo y que este podía elegir a los que deberían gobernarlos, la idea no cambio mucho pero la práctica se complejizó de tal modo que no solo se dan casos extremos de un liberalismo político que a decir verdad está más cerca de un autoritarismo escudado en ella; cada uno puede sacar sus conclusiones mirando no mas allá de las fronteras provinciales sin embargo la plebe prefiere como hace tanto tiempo no dar paso a un cambio significativo políticamente, esto puede ser interpretado como “mejor mal conocido que mal por conocer” o como la paranoica idea de que el cambio traería de la mano al mal económico, como por ejemplo la asunción de presidente De la Rua, que en 2001 no pudo contenerla, después de haber generado esa nueva expectativa optimista en el pueblo argentino.
¿Notaron que usé la palabra “mal” para referirme al cambio en varias ocasiones?
Bueno el cambio no necesariamente tiende a ser la mejor elección, la verdad no quiero recordar quien estaba antes de Gildo.
Entonces mi dilema hoy es tan empírico como el hecho de que jamás vi llover hacia arriba pero si vi cosas mas impresionantes, por ejemplo, vi un mozo volverse diputado, vi un niño desnutrido, vi clientelismo sin nombre pero con bandera, vi figuritas repetidas y hasta vi camicaces sociales.
El mismo prologo de siempre: “Yo hoz prometo, Uds. Votadme!”
No se si es tan complejo referirse a la realidad pero es bastante mas aceptable mirar y tener en cuenta el entorno donde vivimos a la hora de votar porque eso en síntesis es lo único real, mas acá de lo que esperamos del futuro y tan cerca de lo que conoce nuestra economía de bolsillo erosionada, nuestros hijos a la hora de ir a la escuela a estudiar con maestros mal remunerados, nuestros empleados igualmente maltratados y nuestras instituciones pusilánimes de toda esa estructura que concentra el poder en unos pocos.
Mis quejas no son otra cosa que un llamado de atención porque lo importante no pasa por una trivial opinión sino que surge de lo que todos creemos, lo bueno, lo malo y lo cierto en Formosa huele a lo mismo que una fruta madura, casi en descomposición y como aquellas cosas que pueden volver a nacer de los frutos, el cambio tiene que germinar de una vez por todas, su necesidad ya urge con casos como el de Cubillas o el de Antoliano, donde el poder ha oficiado de juez en la trastienda.
Ese sentido soberbio de creerse dueño del lugar que ocupa por un período de tiempo debe ser como creerse Dios, ¿no lo creen? Pero con la diferencia de que a esos les pesa la conciencia, o por lo menos debemos hacerles creer que la somos pero activamente, una memoria viva que no olvida lo malo y lo necesario porque lo bueno es lo que debía hacerse, un político no hace beneficencia, no lo olviden.
Ya veras…
Como esa canción tan cálida que habla sobre Formosa, es tiempo de pensar, de replantear un proyecto para cada espacio en la provincia, un proyecto innovador como lo fue el anterior en su inicio seguramente, remitiéndonos a las fuentes a lo que creemos que es y no a lo que pensamos que será de nuestro futuro, dejemos de lado prejuicios y miedos, porque el mayor riesgo de mantener 20 años de las mismas personas en un pueblo con 53 años de Provincia y 127 de creada es un indicio de que tan plurales queremos ser como formoseños.
Porque el derecho a votar no es un regalo, es una oportunidad de la que padeceremos o regocijaremos por cuatro años según nuestra propia decisión, como el absolutismo, en referencia a la transición del invierno al verano también el cambio se tiene que experimentar en el mismísimo modo de conducción política, a sabienda que todos tienen un otoño anunciado.
Analicémoslo todo antes de decidir pues hay nuevas cosas por hacer y otros quieren hacerlo, la oportunidad de dársela a ellos, hoy como siempre, es nuestra. Mientras tomamos la iniciativa, cantemos en espera de La Gran Elección:
“…Ya veras que linda es,
La gente allá es como tú, buena y sincera….
Mi tierra se llama Formosa,
Y es la frontera más hermosa,
Ven que te llevo a orilla donde yo nací,
Mi tierra se llama Formosa y es la frontera más hermosa,
Ya veras que linda es… “
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